¿Será este el año de la diversificación energética en Colombia?

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Visión General

En el marco II Encuentro Internacional de Energías Renovables, llevado a cabo durante el mes de abril en Colombia, con el Consejo Mundial de Energía y la Asociación de Energías renovables de Colombia SER, como anfitriones; se hizo evidente la necesidad que tiene Colombia de contar con un marco legal más claro, y regulaciones más flexibles capaces de promover la inversión e inserción de energías renovables no convencionales en el sistema eléctrico del país.

“Las energías renovables no convencionales son todas aquellas tecnologías de conversión a energía eléctrica que utilizan recursos naturales como insumo principal sin que su proceso implique o contribuya con el agotamiento de los mismos”, explica Yeison Torres Ardila, director de Energía y Power de Aon Colombia.

El experto menciona que el origen mismo de éste tipo de energías, es la que hace que su desarrollo e implementación tenga un impacto mucho menor en temas ambientales al que puede llegar a generar cualquier otro método de generación convencional.

Según el SER, ante la creciente necesidad, entre otros, de lograr cumplir con los compromisos ambientales adquiridos durante el COP21, en 2015, y de lograr niveles de competitividad en precio a usuario final similares a los alcanzados por “México, Argentina y Chile en los cuales los precios de la energía renovable no convencional oscilan entre los 20 USD/MWh y los 42 USD/MWh”. la integración energética se ha convertido en un pilar de desarrollo para la región.

Así lo afirma a su vez Juan Carrasco, secretario del CIER, en la edición especial de la revista con el mismo nombre “Actualmente, Latinoamérica presenta desafíos para su desarrollo y la energía eléctrica está íntimamente ligada al mismo. En este sentido, Latinoamérica debe resolver cubrir un crecimiento de la demanda entre el 2,5 y 4% anual en promedio, utilizando sus importantes recursos renovables y no renovables en forma óptima y amigable con el medio ambiente. Debe aprovechar su posición privilegiada en cuanto a una matriz de generación eléctrica limpia y avanzar en descarbonizar algunos usos de transporte, calefacción y enfriamiento.”

En línea con dicha necesidad a nivel región, a lo largo del Encuentro, se logró un compromiso por parte del gobierno nacional de definir “el mecanismo que promueva la contratación de largo plazo para los proyectos de energía eléctrica que sean complementarios a los mecanismos existentes en el mercado mayorista.” señala El Heraldo.

Agregando a su vez que la regulación existente a pesar de ser apropiada requiere ser enmarcada primero para dar unos parámetros de acción más claros, así lo señala Alejandro Castañeda, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), al referirse al Decreto 0570 de 2018: “La inquietud es que se marque dentro del mercado y se espera que engrane de buena manera”.

En adición, un cambio o adición a la regulación actual podrá dar lugar a un marco mucho más eficaz que proteja al sector de ataques cibernéticos, pues “Si bien el energético no es uno de los principales cinco sectores objetivo de los criminales cibernéticos para obtener beneficios financieros a través de una transferencia de fondos o del secuestro de información para acceder al pago de un rescate, no puede perderse de vista que existe un alto potencial para que los ataques cibernéticos individuales devasten procesos operativos críticos que pongan en peligro la seguridad nacional de un país, dentro de los cuales se encuentra la infraestructura eléctrica”, señala Torres Ardila.


En Profundidad

Oportunidad en Latinoamerica

De acuerdo con un reporte de la ONU del 2016, presentado por el portal BBC Mundo, excluyendo a Brasil, que es el líder indiscutible en la región, los países de América Latina que más invierten en energías renovables son: México, con US$3.900 millones; Chile, con US$3.400 millones; Uruguay, con US$1.100 millones; Honduras, con US$567 millones y Perú, con US$155 millones.

Citado en el mencionado artículo, Angus McCrone, editor en jefe de Bloomberg New Energy Finance y autor de un estudio sobre el tema, asegura que en Latinoamérica “todavía hay mucho espacio para el crecimiento” en países como Argentina y Colombia.

En el caso específico de Colombia, la iniciativa del Gobierno busca diversificar la matriz energética bajo la cual se surten las necesidades del país y que actualmente opera con más de 70% en hidroeléctricas, cerca de 30% en termoeléctricas a gas y carbón y menos de 1% en renovables no convencionales.

Éste hecho, resulta en el principal riesgo asociado al sector energético en Latinoamérica según la Encuesta Global de Riesgos 2017 : Los cambios regulatorios y de legislación.

Ajustes del sector

Si bien la intención del Ministerio de Minas y Energía es ajustar el sector a modelos más sostenibles en el tiempo, que dependan en menor medida de los efectos de fenómenos climáticos y que le permitan al país cumplir con los compromisos adquiridos en materia de reducción de emisiones, los principales actores del sector lo ven con reserva.

Los posibles cambios en las normas y regulaciones que rigen el sector energético y que buscan ampliar la participación de los representantes de los proyectos de ERNC no son, sin embargo, el único factor de riesgo que enfrenta este sector de la economía.

La encuesta de Aon menciona, además, la delincuencia cibernética representada en hackers y virus, y los daños a la reputación de la marca y empresa, como otros dos riesgos predominantes del sector energético.

Adicionalmente, las empresas que hacen parte del sector deben enfrentar riesgos asociados con los daños materiales, el riesgo ambiental, la interrupción del negocio, las lesiones de trabajadores, la incertidumbre política, las fallas en los proyectos y la desaceleración de la economía.

Según el citado estudio de Aon, a 2020 los cinco principales riesgos que pueden afectar al sector energético estarán relacionados con los cambios en las legislaciones, los delitos cibernéticos, las fallas en los grandes proyectos, la dificultad de innovar y la lenta recuperación de la economía.

Un panorama similar al actual, con muy pocas variaciones asociadas, y que por lo tanto invita a prepararse para poder aprovechar las múltiples opciones que ofrecerá el sector energético en el futuro.

La situación en Colombia

El panorama en el que operan las empresas del sector eléctrico en el país en general es bueno, de hecho, durante los últimos años se ha visto mayor dinamismo en la competitividad entre compañías dedicadas al segmento de generación eléctrica en cuanto a la asignación de las Obligaciones de Energía en Firme (OEF).según Yeison Torres, “ésto permite deducir que las condiciones son buenas en la medida en que más jugadores nuevos y jugadores ya existentes han venido trabajando en el desarrollo de proyectos para incrementar la capacidad instalada en el país y ampliar su participación en el mercado”.
Agrega el experto que si bien el panorama del sector en Colombia es bueno, ante el creciente desarrollo tecnológico e interconectividad,dentro del escenario a nivel de aspectos operacionales a mejorar se le ha venido otorgando mayor relevancia a la vulnerabilidad de estas empresas frente a los riesgos cibernéticos.

“Si bien el energético no es uno de los principales cinco sectores objetivo de los criminales cibernéticos para obtener beneficios financieros a través de una transferencia de fondos o del secuestro de información para acceder al pago de un rescate, no puede perderse de vista que existe un alto potencial para que los ataques cibernéticos individuales devasten procesos operativos críticos que pongan en peligro la seguridad nacional de un país, dentro de los cuales se encuentra la infraestructura eléctrica”, puntualiza Torres Ardila.

En su opinión ésta es la razón por la que hoy en día las instituciones, gobiernos, autoridades regulatorias, y agencias de aplicación de la ley, entre otros, han venido aunando esfuerzos en aras de contrarrestar la amenaza cibernética mundial.

“Colombia no puede ser la excepción pensando en términos de la seguridad nacional, por lo que desde el punto de vista de esquemas de mitigación y de transferencia de dichos riesgos hay un gran trabajo avanzado, y otro tanto que aún falta por lograr con el fin de mitigar dicho riesgo hasta niveles razonablemente posibles”, señala el Director de Energía y Power de Aon Colombia.