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Infraestructura como motor de la competitividad

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Visión General

El retraso en infraestructura que caracteriza a la mayor parte de los países latinoamericanos se ha convertido paulatinamente en un factor promotor de la inversión extranjera, quienes encuentran en la región un alto potencial para el desarrollo grandes y ambiciosos proyectos.

Debido a la nueva estructuración de contratos a través de Asociaciones Público Privadas (APP) de iniciativa pública o privada, se ha incentivado por parte del sector privado una participación activa en la estructuración e inversión de nuevos proyectos. Por su parte, por parte del ente público vemos un mayor interés de identificar y medir de una manera más objetiva los riesgos incluyendo esquemas de aseguramientos antes no utilizados tales como el seguro de Obras Civiles Terminadas y Todo Riesgo Construcción.

“A raíz de los múltiples siniestros a los que nos hemos visto expuestos en los últimos años, como los puentes caídos, derrumbes, y vías colapsadas, entre otros, se ha dado lugar a que como país seamos más conscientes de nuestros riesgos y de la gestión de los mismos; lo cual al final, redunda en un mayor interés por parte de inversionistas extranjeros en el desarrollo de obras en el país”, asegura Paola Andrea Alzate, Vicepresidente de Infraestructura de Aon Colombia.

Por esta razón, Paola considera que en los años venideros en lo que tiene que ver con el sector de la infraestructura y Construcción, el foco estará en la competitividad. “En la medida en que el país cuente con infraestructura multimodal que permita optimizar los costos logísticos, las empresas de diferentes industrias mejorarán sus márgenes de utilidad y ganarán protagonismo en mercados internacionales”.

De este modo, Colombia se enfocará entonces en el desarrollo de importantes obras de infraestructura como motor de competitividad para que, por ejemplo, sectores como el de la agricultura no tengan que padecer las consecuencias de no contar con las vías terrestres, los puertos, las vías férreas y los aeropuertos necesarios para que sus productos sean más competitivos en el mercado internacional.


En profundidad

La situación descrita en Colombia, se repite, con las variables propias de cada país, en una región como Latinoamérica que reporta planes de inversión en infraestructura ya aprobados por de más de 472.000 millones de euros.

La cifra fue revelada en la jornada ‘Oportunidades y Retos en Latinoamérica’, organizado por Aon España y en la que participaron más de 50 representantes de las principales empresas constructoras españolas, así como expertos de la firma corredora tanto de España como de varios países latinoamericanos.

Reportes de prensa hechos sobre el evento destacan a Latinoamérica como una región que sigue representando muchas y muy variadas oportunidades para las empresas y los contratistas españoles, que sienten que cuentan con varias ventajas competitivas en esta región, sin desconocer que la amplitud, la complejidad y la idiosincrasia de los países también representan retos importantes que deben sortear.

Así lo expresó Alfonso García Larríu, managing director de construcción de Aon España y EMEA, quien señaló que “a pesar de la experiencia acumulada de las empresas españolas y de la afinidad con Latinoamérica, esta región presenta todavía muchos retos desde el punto de vista de riesgos asegurables o no. Algunos son emergentes y otros ya endémicos de esta región que evolucionan continuamente, pero ambos requieren ser gestionados desde una nueva perspectiva.”

Panorama por sectores

De acuerdo con la experiencia compartida por los representantes de Aon de países como Argentina, Chile, Colombia, Brasil, México y Perú, entre los aspectos más recurrentes y con mayor relevancia en términos de impacto, presentados a nivel Latinoamérica para el desarrollo adecuado de obras de infraestructura, se encuentran el impacto de las catástrofes naturales de 2017, así como la situación política de expectativa derivada del cambio de gobierno en muchos de los países entre 2018 y 2019.

La incertidumbre electoral tiene un impacto directo en la actividad económica, la competencia, el desarrollo de proyectos y la financiación de los mismos, entre otros factores, explicaron. Aun así, contratistas a nivel internacional, encuentran en Latinoamérica, una región con alto potencial para invertir, teniendo la mayor cuota del mercado empresas europeas, seguidas por firmas asiáticas. Sectores como el del transporte, que prevé un crecimiento de 5.9% dentro de los siguientes cuatro años, siendo uno de los mayormente impactados debido a la gran cantidad de proyectos programados para el desarrollo de medios de transporte multimodal, entre los que se encuentra la navegabilidad de ríos, desarrollo de vías férreas, ampliación y desarrollo de carreteras, puertos y aeropuertos, entre otros.

Algunos de los más interesantes tienen que ver con la infraestructura vial en Argentina, que ha comenzado a atraer a tanto a contratistas locales como extranjeros y que cuenta con una cartera de proyectos substantiva para carreteras viales, expandiendo más de 7,422km.
Así mismo, el desarrollo de nuevos aeropuertos y puertos en Brasil capaces de satisfacer la creciente demanda que el comercio internacional le exige.

En cuanto a los contratistas europeos le apuestan a que en Chile, el gobierno entrante establezca un nuevo sistema de transporte público para Santiago, el cual tiene considerado 125 kilómetros en nuevas líneas de metro, nuevos tranvías y trenes urbanos.

Otro sector de desarrollo de infraestructura en Latinoamérica con alta relevancia es el energético, que se estima tendrá un crecimiento de 6.74% debido al éxito en previas subastas del mercado, y con obras de desarrollo clave en países como Argentina, Chile y México, relacionados principalmente por plantas de energía eólica.

Finalmente, entre los megaproyectos que se desarrollarán en América Latina en los años subsiguientes se destacan la expansión del Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá, Colombia, con una inversión de 1.1 billones de dólares y la construcción del metro de Bogotá, valorada en aproximadamente 5 billones de dólares.