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Equilibrando riesgos y premios: el auge de las ciudades inteligentes

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Visión General

Todo lo relacionado con su viaje al trabajo todas las mañanas está a punto de cambiar.  Imagínese.  Usted saca su automóvil eléctrico del garaje, que también guarda su unidad residencial de almacenaje energético cuyas baterías recargó la noche anterior.   Cuando ingresa en el tránsito, sistemas automáticos y señales inteligentes redirigen a los vehículos hacia las rutas y trayectorias más eficientes, acortando así el tiempo de viaje en la mitad.  Usted pasa por una cuadrilla municipal que realiza tareas de mantenimiento preventivo sobre una cañería de agua,  habiendo sido notificado de ello antes por sensores.  Luego de estacionar su automóvil en el especio que usted reservó usando su teléfono Smartphone la noche anterior, usted camina hasta su oficina, donde controles automáticos ambientales optimizan el ambiente, según las condiciones climáticas.

Bienvenido a la vida en una ciudad inteligente que captura datos de los diversos sistemas, sensores e infraestructura diseñada para reducir costos y aumentar la productividad.

Estos escenarios futurísticos puede que suenen un poco optimistas, pero ya se los ha comenzado a implementar aplicando las tecnologías de ciudades inteligentes.  En un futuro muy cercano, tales tecnologías permitirán a las ciudades destrabar beneficios masivos, tales como la reducción en las emisiones contaminantes, mejores asignaciones de recursos, brindando una mejor calidad de vida para sus residentes.  Este potencial ha dejado a los funcionarios de gobierno apurándose para implementar estas tecnologías como una manera de seguir brindando resultados buenos para sus ciudadanos.

“Teniendo en cuenta que las municipalidades son financiadas por los contribuyentes, existe presión permanente para sacar el mayor provecho de cada dólar”, aseveró Carleen C. Patterson, directora gerente y líder de la practica especialista en riesgos del sector publico de EEU, en Aon. “De manera que el sector público podrá sacarle mucho provecho a las tecnologías de ciudades inteligentes.”

Sin embargo, no todo es optimismo.  Más allá de todos sus potenciales beneficios, estas innovaciones tecnológicas también presentan ciertos riesgos.  Cuanto más dependan las ciudades de la tecnología, mas vulnerables se tornan.  Una mejor comprensión de los beneficios y potenciales desventajas, asegura que todos quienes tengan claros intereses en esto – desde los funcionarios electos, y gerentes municipales, hasta los dueños de bienes raíces y proveedores de tecnologías, podrían planificar cuales son los mejores caminos para ir avanzando.


En profundidad

Las ciudades inteligentes y la promesa de mayor productividad

El concepto del uso universal de la Internet (The Internet of Things – IoT) está cambiando todo.  Para nuestras ciudades, la posibilidad de utilizar sensores y puntos de conexión en caminos, líneas de energía eléctrica, sistemas de agua, edificios – y casi todos los demás aspectos de nuestras vidas – son ilimitados.  Y estas ventajas podrían ser muy significativas al momento de mejorar la manera en que viven las personas, operan los negocios. para los dueños de bienes raíces. y para los entes públicos.

“Clara y simplemente, el mayor beneficio que deparan las ciudades inteligentes lo hallamos en los aumentos de productividad que permiten,” asevera David Bowcott, director global para Crecimiento, Innovación y Percepción del Grupo Global de Construcción e Infraestructura de Aon.

Bowcott explica que nos encontramos en la Cuarta Revolución Industrial – un mundo en el que los datos y las tecnologías como la inteligencia artificial podrán generar aumentos en la productividad, que serán mayores que los logrados en las tres revoluciones industriales anteriores combinadas.

“Las ciudades inteligentes y las infraestructuras interconectadas conducirán a enormes aumentos en la confiabilidad de carteras enteras de activos dentro de una ciudad, un país o una región.” Dijo Bowcott. “Imagínese un mundo en el que  los activos físicos, tales como edificios, recibirán un sistema nervioso y cerebro, y los seres humanos se conectarán a estas nuevas cosas buscando un estado productivo optimo.”

“Y este mundo no se encuentra muy lejos. Muchas de las tecnologías inteligentes que desplegarán las ciudades son dinamizadas por el Estado y se relacionan directamente con el mantenimiento y la seguridad de los caminos, puentes y demás infraestructura”, observa Jose Peralta, director de Aon Risk Solutions. Las aplicaciones a considerar incluyen las siguientes:

  • Viviendas de alta tecnología y alta eficiencia energética
  • Parques industriales interconectados
  • Micro redes y almacenamiento residencial de energía
  • Medidores inteligentes para las empresas de servicios públicos
  • Iluminación inteligente basada sobre luminarias LED

Por ejemplo, la ciudad de Copenhague has establecido el programa  Copenhagen Connecting, que captura y organiza datos provenientes de múltiples fuentes tales como sistemas de desagüe, hasta tachos de basura con el fin de reducir la huella de carbono y reducir los tiempos de viaje urbano.  En forma similar, la ciudad de Barcelona utiliza datos de tecnologías inteligentes para los estacionamientos, iluminación vial y sensores para reducir emisiones de carbono.   Estas aplicaciones aparecen prometedoras, sin embargo aún falta relevar totalmente el potencial masivo de una ciudad inteligente automatizada y analítica,.

Ahorros, seguridad y eficiencia

La adopción de estas tecnologías inteligentes aún no ha llegado a su masa crítica.  Y las demoras resultan comprensibles.  Rápidos faltantes en los presupuestos urbanos, y preocupaciones relacionadas con la seguridad pública son apenas algunos de los temas más urgentes que los gobiernos tienden a priorizar por encima de todo tipo de inversiones significativas que una ciudad inteligente demanda.

A medida que los gobiernos implementan tecnologías inteligentes sin embargo, necesitarán considerar los aspectos de riesgos de esta ecuación.  “Desde el punto de vista del sector público, la mayoría de los funcionarios públicos deben limitarse a administrar los problema del día-a-día, lo que torna difícil realizar un planeamiento a largo plazo en torno a la manera en que las ciudades inteligentes y los cambios en infraestructura podrán ayudar a administrar los riesgos de manera mas eficiente”, dijo Peralta.

Más conectividad conlleva mayores riesgos; cómo abordar los riesgos cibernéticos

Los ataques cibernéticos se han transformado en parte de la vida diaria para el sector privado, pero el creciente uso de tecnologías de ciudades inteligentes inevitablemente ampliarán el espectro de estos riesgos al sector público.  Cada unidad de equipamiento interconectado y activado vía Internet representa un punto de ingreso potencial para los hackers, transformando así a las ciudades en blancos blandos.  “Los ataques cibernéticos representan lo que quizás sea la mayor amenaza a esta inminente Cuarta Revolución Industrial”, asevera Bowcott “Si no se los protege correctamente, aquellos activos hoy conectados – casi vivos – podrán utilizarse como armas.”

Encima de todo esto, existen consideraciones de seguridad y expectativas públicas.  Mientras que las tecnologías inteligentes reúnen datos y permitirán su análisis, también elevarán las expectativas del público en torno a la precisión y confiabilidad de los nuevos sistemas.  ¿Qué pasará la primera vez que se produzca algún desperfecto en un sistema de señales de tráfico que ocasione una fatalidad? La confianza pública en estas tecnologías conforma un factor crítico para poder capturar su valor potencial. “A menudo se le impone al sector público estándares más elevados que deben cumplir  para poder así satisfacer las expectativas de distintos sectores poblacionales – desde quienes esperan servicios civiles con alta calidad operativa, hasta quienes dependen mucho de la tecnología y pretenden que haya resultados rápidos”, indicó Patterson.

A su vez, los sistemas de tecnologías inteligentes deberán ser mantenidos correctamente.  No hacerlo podría generar responsabilidades civiles entre los cuerpos públicos y entes comerciales involucrados.  De manera que las personas que operen una ciudad inteligente tendrán que considerar no sólo el costo inicial de sus proyectos, sino también los gastos que deberán incurrir en materia de mantenimiento, mejoras y de quienes serán responsables por su instalación y mantenimiento correcto y seguro.  Actualmente, las leyes y reglamentaciones aún están tratando de alcanzar las implicancias de estas nuevas tecnologías de ciudades inteligentes.

Edificios Inteligentes; Negocios Inteligentes

También se debe considerar el sector de los bienes inmobiliarios.  Con el auge de los edificios inteligentes, los dueños están buscando cómo hacer uso de las tecnologías inteligentes para interconectar más eficientemente sus bienes y mantenerlos automatizados.  Sin embargo, la inclusión de sistemas de medioambiente inteligentes no es una mera decisión de “ser más verdes”.  También representa una manera de reducir costos. Kevin Madden, un líder del grupo de práctica especializada en bienes inmobiliarios de Aon, explica esto diciendo que “al tener un edificio inteligente, los costos del dueño en materia de energía bajarán en manera significativa.  Ponerse “mas verde” depende muchísimo de la tecnología y un producto de ello son los ahorros importantes en costos de energía”

El resultado de estos incentivos económicos deriva en edificios que son más eficientes en términos de energía, y brindan a sus ocupantes distintas tecnologías que les permiten vivir y trabajar más fácilmente.  Pero, una vez más, estos beneficios no están exentos de riesgo.

“Lamentablemente, los inmuebles se están transformando en blancos blandos de ataques cibernéticos,” indico Madden. “Los ascensores, sistemas contra incendio, sprinklers y HVAC – hoy todo está computarizado.   Y la mayor conectividad trae aparejado creciente preocupación del impacto de ataques cibernéticos respecto de tales infraestructuras.”

Navegando el camino hacia adelante

A medida que las ciudades se tornan más inteligentes, las nuevas tecnologías, riesgos y oportunidades que representan deberán evaluarse en su etapa de implementación, y más allá.  Seguirán surgiendo nuevos métodos y mecanismos de administración de riesgos que permitan abordar tales riesgos emergentes.

A medida que las ciudades van avanzando en este camino, tales inversiones a gran escala ya están comenzando a evaluar los muchos males que hoy aquejan a las ciudades.  Aún con sus muchas barreras de ingreso las tecnologías inteligentes están demostrando que podemos prevenir  e incluso eliminar  problemas tales como la congestión del tráfico – aún antes de que se transformen en un problema – en rigor de verdad, se trata de que pensemos con previsión y anticipación.