Cambios requeridos en el rol del Risk manager para una mayor resiliencia ante la creciente volatilidad del entorno

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VISIÓN GENERAL

En Estados Unidos, a pesar que cada vez más aparecen nuevas y mejores ofertas de formas de generación de energía, se multiplican a su vez las contingencias externas  relacionadas con incendios, inundaciones, vientos extremos y otros fenómenos que merman su capacidad de producción, llevando a algunas incluso a desaparecer.

Este entorno cambiante no solo ha dado lugar a nuevos actores y posibilidades, sino también a riegos directamente relacionados con fenómenos como el cambio climático, con sus lluvias, sequías y eventos extremos, que pueden llegar a afectar la operación de algunos operadores del sistema energético.

A su vez, surgen nuevos retos y desafíos que invitan a los operadores del sector a beneficiarse de novedades tecnológicas, como el análisis de datos y la elaboración de modelos de proyección, que llevarían a potencializar su operación y les permitirían mitigar el impacto de los riesgos o transferirlos de forma adecuada y oportuna.

En Latinoamérica la situación se repite y varios países han iniciado el camino hacia la consolidación de formas de generación de energía más sostenibles que permitan cumplir con las exigentes demandas del servicio que se anuncian para los años por venir y que sobrepasarán la oferta disponible actualmente.

En países como Colombia, por ejemplo, en donde la energía hidráulica equivale al 69% de la matriz energética actual, se han sumado nuevos actores con propuestas de fuentes de energía renovable no convencionales que están recibiendo el apoyo del gobierno nacional, con inversiones de hasta $1.500 millones de dólares en nuevas tecnologías.

Sin embargo, todos estos cambios en el entorno podrán requerir a su vez modificaciones en la forma en que son realizadas las operaciones, e incluso la toma de decisiones gerenciales al interior de las organizaciones, de tal forma que les sea posible asumir adecuadamente los nuevos retos y sus riesgos asociados.

¿En qué consisten estos cambios?, ¿cómo asumirlos?,¿Qué implicaciones tienen? Son algunas de las preguntas que invaden a algunos miembros de la industria.


EN PROFUNDIDAD

Con el fin de responder a los cambios en el entorno, sus retos, oportunidades, y riesgos, el sector energético deberá a su vez realizar cambios al interior de la organización, llevando a roles como el del Risk Manager o administrador de riesgos, a ocupar un lugar más relevante en la toma de decisiones estratégicas.

“El ‘risk manager’ no debe ser únicamente aquel que compra los seguros dentro de la organización. Por el contrario, debe estar involucrado en todas las decisiones de la empresa, visibilizando la forma en que cada una de ellas podría impactar el negocio desde sus riesgos inherentes.” señala Juan Moncaleano, líder de la industria de Power de Aon.

Así, el ‘risk manager’ en este nuevo entorno, está llamado a adquirir un papel protagónico y determinante en la toma de decisiones, ejerciendo un contrapeso en todas ellas, y evaluando cada uno de los aspectos en términos de sus riesgos asociados.

“Es el encargado de visibilizar qué pasa en la compañía en caso de materialización de los riesgos previstos”, agrega Moncaleano.

En opinión del experto lo ideal es que el ‘risk manager’ haga parte del comité directivo de la compañía y tenga un rol más estratégico dentro de la toma de decisiones al interior de la organización, tal y como ya funciona en algunas empresas.

¿RESILIENCIA EN POWER?

Conocida como la capacidad de soportar o reponerse a situaciones nuevas, por lo general adversas, con un carácter no repetitivo sino más bien extraordinario; la resiliencia es una cualidad apreciada en el sector industrial, incluido por supuesto el energético.

Mauricio Serrano, líder técnico de la industria de Power de Aon, explica   “al interior de muchas de las empresas de la industria en Colombia se destina presupuesto para el tema de la resiliencia, lo cual supone adaptar su operación actual a las nuevas condiciones, con la meta de tener continuidad en la misma”.

El propósito fundamental de adaptar la operación a las nuevas condiciones que se presentan es asegurar la continuidad del negocio y mantener el funcionamiento de cara a los clientes a través de planes de continuidad pese a posibles contingencias.

MODELOS DE PROYECCIÓN HACIA EL FUTURO

Entendiendo la vulnerabilidad del sector energético ante factores externos no controlables, como las catástrofes naturales o cambios climáticos, el desarrollo de herramientas predictivas que minimicen la incertidumbre resultan bastante útiles.

“Con ayuda del big data sin duda la resiliencia va aumentando, porque hay menos incertidumbre, sin querer decir con eso que hay una certidumbre total”, indica Moncaleano.

Agregando que “esta reducción de la incertidumbre no solamente garantizará la continuidad del negocio, sino que redundará en beneficios económicos para la organización al lograr acceder a mejores tasas de financiación, reducir su siniestralidad y costo asociado en pérdidas, entre otros.”

“Al tener claridad respecto a las condiciones en las que va a operar, la proyección financiera tendrá mayor exactitud, esto le permitirá ser más a­­­­gresivo y minimizar el riesgo, algo muy distinto de lo que sucede en una financiación normal.” Señala Moncaleano

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LA RESILIENCIA CORPORATIVA Y EL MERCADO ASEGURADOR

“Los modelos predictivos permiten manejar la incertidumbre al tener mucho más claras las posibilidades y entender en dónde se deben enfocar los recursos de manera adecuada y eficiente para cumplir con la promesa de valor de la empresa a sus clientes y al mercado en general.” Afirma Juan Pablo Moncaleano.

Sin embargo, este no es en único beneficio, ante una reducción de la incertidumbre, habrá una mejor identificación y gestión del riesgo, lo cual a su vez implica una posible reducción en los costos totales asociados.

Así lo afirma Juan Pablo Moncaleano “cuando se cuenta con modelos predictivos se puede ser más maduro y certero en la gestión de riesgos, lo cual conllevará a una disminución en el costo total del mismo”.

Sin embargo, de cara al mercado asegurador, a pesar que las recientes tendencias de desastres naturales están presionando a las aseguradoras a mirar hacia el futuro y lidiar con el riesgo climático en evolución. Es la falta de datos históricos lo que le impide reconocer el impacto real de un posible siniestro derivado de catástrofes naturales a la hora de establecer las primas, lo cual en algunos casos redunda en mayores costos de colocación.

Según Mauricio Serrano,  “Es justamente a través de la aplicación de modelos predictivos  que es posible reducir la tasa de las pólizas, ya que hay menos incertidumbre. Eso implica que puede que la probabilidad de un evento catastrófico sea mucho menor e incluso que las pólizas se puedan extender, con los consecuentes beneficios para las empresas.”.

Al final, la resiliencia lograda mediante los modelos predictivos representan una oportunidad para la industria, alentando a inversionistas, acreedores, aseguradoras y formuladores de políticas a explorar cómo administrar mejor y responder al aumento de los riesgos físicos del cambio climático por medio de productos y conocimiento del sector.